jueves, 18 de noviembre de 2010

dulces encantos


Dulce como el viento que alcanza a emancipar las tragedias meridianas de un amor convaleciente. En pleno otoño y provocamos un fuego mucho más verdadero que el mismo incendio de una tarde de verano.

No eran las metas de esta vida pero los cuerpos estaban a la vista del mundo, con las manos inquietas y las bocas dispuestas.

No queda más que hacer, entregar lo que vale por lo que nos sirve en este momento.

2 comentarios:

  1. y de pronto se me quedo impregnado en los labios el sabor de las mentas con chocolate..

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  2. suele pasar, los dulces representan la ausencia de monotonía en la vida del ser humano, dan pequeños espasmos parecidos a los de la alegría...pero es momentanea, luego regresa el habitual sabor amargo de los días de otoño.

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Dulcesillos en la bolsa

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