sábado, 18 de junio de 2011

Zona de peligro

En estos días, está completamente comprobado que la realidad ha superado la ficción.
Basta con salir a la calle, prender el radio, ver las noticias o leer un periódico para darse cuenta de que las notas amarillistas, las noticias alarmantes y sensacionalistas han pasado de moda.

La noticia escurre sangre, y ese es un tema de todos los días; en el desayuno, en las pláticas de la gente en el centro, en la escuela o hasta en las reuniones entre amigos.

La tranquilidad se ha convertido en una utopía y el terror es el pan de cada día, lejos quedó aquel título que Los Mochis objetaba y presumía ante el país: “Los Mochis, una de las seis mejores ciudades para vivir”.


Hace aproximadamente tres años, cuando era una estudiante universitaria, el tema entre murmuros era que los “Zetas” vendrían a pelear la ‘plaza’ a esta ciudad, la gente hablaba y especulaba, pero todo comenzó hace un poco más de dos años; 25 de noviembre del 2009, el asesinato de un joven de 21 años en la colonia Mar de Cortez, donde cinco balas de una pistola calibre 38 súper le dieron muerte ante los ojos de un amigo, mientras platicaban a las 12:40 de la madrugada afuera de sus domicilios.


Al día siguiente otro hecho suscitado movió la calma con la que se vivía la urbe, 197 balazos hicieron pedazos el cuerpo de un hombre de 33 años de edad, apodado “El Ricki”, con armas de ‘cuerno de chivo’ y AR-15 que quedaron regadas por las calles del sector Fátima.

Este hombre fue atacado a quemarropa a la salida de un lujoso gimnasio, cuando iba acompañado de su novia, presuntamente autoridades locales declararon que se trataba de un ‘sicario’, ya que entre sus pertenencias traía una mochila y en su interior una granada de fragmentación y una pistola calibre 38 que no alcanzó a activar, cartuchos útiles también fueron encontrados en esa mochila, junto con una cantidad considerable de dinero.


Con este asesinato, la ola de violencia desde hace más de 560 días no ha cesado, luego vinieron tiroteos en plena luz del día en zonas transitadas, hallazgos de fosas clandestinas, detenciones de presuntos jefes que lidereaban la zona norte del estado.


La violencia de Culiacán se veía lejana y no se pensó que al correr del tiempo, la capital de Sinaloa se convertiría en un lugar mucho más tranquilo que el resto de la entidad. Hoy, los periodistas y autoridades declaran la zona del norte de Sinaloa como un lugar de conflicto, ya que representa un trampolín para conectarse con otros estados como Sonora y Chihuahua.


Del enlace con Durango por ejemplo está a cargo de la plaza de Culiacán, territorio gobernado por uno de los más sonados capos sinaloenses, nacido en la Tuna, Badiraguato y que actualmente es uno de los más poderosos a nivel nacional. Guasave, Sinaloa de Leyva y Ahome, son territorios apoderados por otro ‘chapo’ y en su defensa se han dado ejecuciones de todo tipo, emboscadas a policías de las fuerzas élite, o ministeriales, que actualmente son la comidilla de los gatilleros, junto con los municipales, que en algunas ocasiones han corrido cuando ven aproximarse a los comandos armados.


No hay frente por parte de las corporaciones policiacas, no se sabe si están a favor o en contra de algún grupo delictivo, sin embargo cabe señalar que en lo que va del año sólo en el municipio de Ahome, va alrededor de una decena de agentes asesinados.

La tensa calma que se vive después de una refriega como la de los poblados de Ahome, donde asesinaron a dos presuntos gatilleros el 28 de mayo de este año 2011, da miedo.

Desde el lado de un ciudadano puedo decir que las calles ya no son mías, son de los malandrines, de los militares, del BOMU, o de cualquiera de las corporaciones policiacas que muchas veces se parquean en cualquier lugar y hacen sus operativos sorpresa, atascando el tráfico vehícular y exponiendo a los demás a ser parte de alguna balacera.

Desde el punto de vista de un reportero, he llegado a pensar insenciblemente en un muerto como una cifra más al número inmenso de ejecuciones al término de un mes, como una nota que sabemos vende por que la gente la va a comentar o le va a impactar, la realidad es que al entrar al mundo de los asesinatos, verlos de cerca, saber a que huele la carne cocida a plomazos, la manera en la que actuan y como lo hacen sin alguna desfachatez, incluso hay quienes halconean las escenas del crimen para identificar quien va y toma nota del hecho, en pocas palabras no sirve de nada firmar con ‘redacción’, cuando uno sabe que ya está fichado por todo mundo.

Nadie sabe cuando es que termina esto, cuando el gobierno logre un pacto con los capos, o cuando un lado flaquee más que el otro, inventan inútiles reglas, como la de no escuchar narco corridos, como si eso pudiera evitar que los hechos se den en uno de los estados mejor conocidos por su música, por su narco cultura, por ser la cuna de grandes y conocidos narcotraficantes, por sus hermosas mujeres y por sus frescos mariscos.

viernes, 3 de junio de 2011

Periodistas hablan del mundo policiaco






Difícil tarea. En una charla con alumnos de la U de O, tres reporteros de la casa editorial de el debate compartieron anécdotas de su ardua labor.






Con la experiencia y la pasión que representa ser periodista en un estado conocido por la violencia que impera entre la sociedad; Noel Vizcarra Monarrez, editor en jefe del periódico La i en Los Mochis y Guasave, Rafael Inés, editor de cierre del periódico EL DEBATE en Los Mochis y Gustavo Lizárraga, editor en jefe del periódico EL DEBATE en Mazatlán compartieron el día de ayer con los estudiantes de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Occidente, sus experiencias y momentos más importantes de su carrera.





>>Expertos en información. "Cuando te gusta lo que haces, no te importa la hora que sea, tu te vas a cubrir el hecho policiaco y dejas todo a un lado", dijo Noel Vizcarra, quien lleva más de seis años como periodista en el rotativo con mayor audiencia en todo el estado de Sinaloa. Comentó cómo su hambre por trabajar lo llevó de ser un estudiante y cargador en su natal Guamúchil, para emprender un largo trayecto en uno de los oficios más riesgosos en México; el periodismo.
"La primera vez que hice una nota, tardé un día entero y no pude terminarla", recuerda Rafael Inés, quien lleva 21 años ejerciendo el periodismo y 18 de ellos con EL DEBATE, especialista en la nota policiaca, con un centenar de experiencias y uno de los testigos vivientes de la transformación violenta que despertó desde hace dos años al norte de la entidad sinaloense.





>>Pasión y amor a la ‘chamba’. Tres hombres que han informado a la sociedad de manera anónima, compartieron con los alumnos universitarios que la sensibilidad con la que ven el mundo es igual a la de cualquier ser humano, con la diferencia de que luego de cubrir una nota de un hecho violento tienen que quitarse la coraza y ser objetivos y muy cuidadosos debido al riesgo que representa cubrir la fuente más peligrosa de un periódico. "Este medio te atrapa, yo digo que los que nos dedicamos al periodismo estamos locos, ya que pasamos mucho tiempo en las redacciones o en la cobertura y nos olvidamos de lo demás", asegura Gustavo Lizárraga, quien lleva atrapado 14 años entre las notas policiacas y los hechos más trascendentales de Sinaloa.
Al final de la conferencia los universitarios externaron sus inquietudes y comentarios sobre la objetividad, la línea editorial que se sigue, la sensibilidad y la diferencia entre hacer periodismo o simplemente salir a reportear lo que pasa cotidianamente en escenarios donde el sujeto más importante de la nota es un número más a la lista de más de 40 mil ejecuciones en el país.

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